Azul oscuro casi negro
Una tarde de jueves siempre es una buena tarde para ir al cine. Al anochecer Madrid se despertaba del calor con un viento agradable menos mal. En el cine varias películas que elegir pero una que ver: Azul oscuro casi negro.
Durante mucho tiempo quiero decir cuando iba al cine con frecuencia me solía acercar a los Renoir de Plaza de España y pasear viendo las carteleras de este cine del Alphaville luego también del Princesa y ahora también del Renoir-Princesa buscando un cartel una imagen una crítica que hiciera que me viera esa película.
Ayer fui sabiendo qué película iba a ver pero sin saber qué película era ni de qué se trataba. Sólo sabía que era española lo cual al principio debo reconocer que me inquietó aunque a posteriori ha resultado maravilloso ver toda esa inquietud transformada en aprobación y encantamiento.
Se trata ya lo he dicho de Azul oscuro casi negro primer largo de Daniel Sanchez Arevalo un tipo que ha estado de guionista de series bastante famosas como Farmacia de Guardia o Hospital Central y con un currículum de cortos amplio. Nada más llegar al cine Princesa me encantó descubrir que el cartel me gustaba y aunque al principio la peli resulta un poco caótica por la presentación de los distintos personajes enseguida te atrapa y te ofrece un viaje por ese universo de sensaciones que puede ser el azuloscurocasinegro y que en la película se manifiesta sobre todo en la vida de Quim Gutiérrez.
Quim Gutiérrez da vida a Jorge cuida a su padre trabaja de portero en un edificio pijo tiene un lío raro con una vecina desde pequeños su hermano está en la cárcel (en Soto del Real) y acaba de terminar la carrera de Empresariales por la UNED y se dedica a enviar CVs a empresas en las que le gustaría trabajar y escapar de la vida que lleva. Sin embargo no sale de esa vida -bueno es discutible si una huída hacia adelante es salir o meterse más…- hasta que llega un acontecimiento inesperado: su hermano se enrolla con una presa aprovechando un taller de teatro ésta quiere tener un niño para ir al módulo de embarazadas ya que hay una presa y su clan que le hacen la vida imposible por un lío que tuvo con otro preso. Pero su hermano no puede tener hijos y le pide a Jorge que la embarace. El final os lo podéis imaginar.
Y sin embargo no por predecible pierde su interés puesto que Jorge evoluciona de una aparente apatía a la asunción de que ha de hacer algo por si mismo y que tiene que moverse. Y en este moverse ha de reconocer sus limitaciones como le dice Eva Pallarés Natalia su lío de toda la vida; saber mentir como le dice Antonio de la Torre Antonio su hermano y hacer lo que uno desea y sentirse querido y sentirse necesitado y que sea algo nuevo y todo eso lo descubre acariciándose con Paula.
Merece la pena la coherencia de la imagen con el título de la película las vistas de Madrid desde algún punto cercano al Pirulí y la M-30 la azotea donde Jorge se reúne con Raúl Arévalo Israel para contemplar la vida pasar con una tranquilidad precaria que a veces me recordaba a Los lunes al sol.
El final es lo que más extraño me resulta un poco forzado encajado en la necesidad de terminar la historia concretando una moraleja pero la sensación general es que estamos ante una película buena muy buena a veces y que merece la pena ver.
Por cierto que Guillermo Zapata también habla de la película y enlaza una review titulada Cárcel de los sueños rotos muy interesante.