Leía un artículo de Enrique Dans en el diario económico Expansión titulado La huelga como anacronismo donde básicamente contaba que la huelga fue un fracaso (párrafo 1) las protestas en la calle no consiguen nada (párrafo 2) porque el mundo se mueve en la red (párrafo 3) y sin embargo hace unos días unos usuarios protestaron contra entidades que protegen los derechos de autor tumbándoles la web con un ataque de denegación de servicio (párrafo 4) que aunque no lo recomienda imitar y lo tilda de “antidemocrático” y “coactivo” parece lo suyo.

Me gustaría analizar este interesante artículo porque dice algunas verdades y esconde otras. Empezaré con el segundo párrafo:

¿Parar un país? No me hagas reír. El 29 cualquier ciudadano provisto de una conexión a la red pudo mantenerse perfectamente informado: las ediciones electrónicas de los periódicos dieron cuenta puntual de las noticias por no citar redes como Twitter o Facebook en las que los usuarios hablaban con normalidad. Un número significativo de personas trabajaron con toda normalidad sin salir de sus casas conectados a sus servidores corporativos o a múltiples herramientas que les permiten desarrollar parte de su actividad sin necesidad de presencia física. En mi caso impartí desde mi casa una sesión online a treinta personas de veintiuna nacionalidades ubicados en los más diversos rincones del mundo. ¿Caso aislado? En absoluto perfectamente habitual. Ir al banco comprar un billete de avión hacer la compra… ¿Piquetes? ¿Dónde?

A primera vista creo que quienes llaman a la huelga un anacronismo dicen una verdad a medias es decir reconocen que el mundo se mueve en buena parte desde la red -y todo lo que conlleva: procesos productivos mediados interconexión de mercados teletrabajo preponderancia del sector servicios etc.- frente a la calle -donde los obreros del sector industrial se movían de un lado a otro de la ciudad para ir a trabajar la actividad comercial etc.- pero me da que lo que se intuye también es que más allá de no reconocer esa forma de lucha como “actual” o “válida” lo que hacen es no reconocer a los trabajadores la lucha por sus derechos ni saben qué derechos tenemos siquiera. Por cierto la redacción de Público digital siguió la huelga al 100% Telemadrid y Canal Sur no emitieron con normalidad y el servicio del -que proviene de AEMET– no se pudo dar tan solo algunos ejemplos que evidencian que algo de efecto tuvo.

Contaba Dans en su blog que le había llamado Ana Pérez del diario online “La Información” para hablar sobre la huelga y “su escasa o nula incidencia entre los que trabajamos haciendo uso habitual de la red”. Sus comentarios sirvieron para componer un artículo donde el titular lo dice casi todo: “El sindicalismo del siglo XIX fracasa con el trabajador del siglo XXI”. Digo “casi” por lo mismo que decía cuando comenzaba: reconocen que hay un trabajador del siglo XXI pero su lucha es anacrónica del siglo XIX nada más y nada menos. Parece que creyesen que los derechos laborales del siglo XXI son algo que o bien son nuevos y nacieron con Internet -como accesorio gadget o plugin- o bien no existen y se resumen en la combinación numérica 24/7/365 (24 horas al día 7 días a la semana 365 días al año). Quizás se saltan un siglo a propósito porque a comienzos del siglo XX en 1919 se conseguía la jornada laboral de ocho horas gracias a la huelga indefinida de los trabajadores de “La Canadiense” de Barcelona.

Dans es un conocido y reputado bloguero profesor de la Escuela de Negocios y activo columnista contra los derechos de autor de la forma en que los defiende la SGAE. Admiro muchas de las cosas que dice en temas como los derechos de autor el software libre o la neutralidad de la red. No parece pensar lo mismo de los derechos laborales. Siguiendo con su artículo comentaba en el primer párrafo:

"Hace dos días una convocatoria de huelga intentó de forma infructuosa paralizar la vida económica de un país. Dejando aparte sus motivaciones o legitimidad que han sido discutidas en muchos otros foros y que no son objeto de una columna de análisis de la tecnología y su impacto la huelga del pasado 29 se diferenció muy poco de cualquier huelga del siglo pasado: panfletos propaganda piquetes presuntamente “informativos” – eufemismo que esconde en realidad la palabra “coactivos” o directamente “delictivos” – y una guerra de cifras absurda que raya en la tragicomedia. El verdadero impacto de la huelga lo tenemos en las medidas de consumo eléctrico: en el peor momento descendió poco más de un 10%.

Vaya si bien intenta dejar aparte sus motivaciones o legitimidad no pasa oportunidad de apuntarse al manido carro de los piquetes “coactivos” o “delictivos” de los cuales por ahora tengo tres testimonios -e irán creciendo- de duras actuaciones policiales ante los piquetes informativos: Getafe (con 7 disparos de la Policía) Valencia y otro de Madrid y además se basa en unas cifras de consumo eléctrico que CC.OO. ha denunciado por estar falseadas.

Al final decía al principio parece que lo suyo es realizar un ataque de denegación de servicio (las siglas en inglés DDoS corresponden a Distributed Denial of Service) y que la actividad en la red no se produzca. Curiosamente aquí coincido con Dans: no me parece ni democrático ni ético ni es el tipo de red que yo quiero. Y al igual que en la red como decía el Manifiesto por la Independencia del Ciberespacio yo quiero construir un mundo…

(…) en el que todos pueden entrar sin privilegios o prejuicios debidos a la raza el poder económico la fuerza militar o el lugar de nacimiento. Estamos creando un mundo donde cualquiera en cualquier sitio puede expresar sus creencias sin importar lo singulares que sean sin miedo a ser coaccionado al silencio o al conformismo.

Y en la vida real también. Y la forma como hemos intentado atajar la crisis económica dando dinero y rebajando deberes a quienes la han creado y recortando sueldos y derechos a quienes la sufrimos es para sentirse imbéciles.

PD: Se me olvidó el enlace a otra noticia de lainformacion.com digno del ABC o La Razón:  Si se me ponen muy piqueteros vuelvo a casa y curro desde allí con algunos consejos prácticos.