Ayer me ponía en modo paranoico con la noticia que se extendía por Europa como la pólvora: el pepino español -y por extensión cualquier producto hortofrutícola- está siendo retirado de mercados y bloqueada su entrada en los países europeos porque el gobierno alemán lo acusa de ser el causante de la muerte de -ya van- 14 personas y 329 afectad@s en Alemania y subiendo por una cepa mortal de E-coli.

Me parece muy conveniente lo que decía Vila-Matas en El Paísque esta #spanishrevolution debe contarse -narrarse- con la complejidad que requiere aunque creo que él podría hacerlo perfectamente -y si no no ha entendido el carácter de este movimiento- y a corto plazo hay cuestiones que sin ser las más interesantes veo puntos de convergencia.

Siecho un vistazo rápido a los periódicos parece evidente que el tema del pepino ha desplazado a #spanishrevolution justo cuando la extensión -el dónde Europa- estaba comenzando y pudiera esto convertirse en #europeanrevolution. Igual estoy pensando como Chávez con el tema de Libia y que de alguna forma “recordaba” en el documental de Oliver Stone sobre el cambio en Latinoamérica (Al sur de la frontera emitido por La2 el domingo)que en Libia lo que hay es una gran reserva de petróleo como en su día la hubo -sigue existiendo ya controlada por EE.UU.- en Irak o en Venezuela -aquí no pudieron; y los otros temas como quizás diría García-Calvo -la democracia las libertades- son secundarias y se emplean dentro de la estrategia principal: el control de los recursos el control del petróleo.

Pero también esta crisis del pepino parece una oportunidad para revisar la agroindustria en España.

El pasado 10 de octubre Telecinco emitía un capítulo de CSI Miamicuyo argumento se basaba en la muerte de una joven de la que al principio se piensa fue envenenada pero todo cambia cuando el sospechoso el novio fallece. Allá van Horatio y su equipo a una explotación -en el sentido más literal del término y que probablemente sea igual que las explotaciones de nuestro ahora venerado invernadero del sureste (Almería Murcia)- y se abren vías narrativas ambas interesantes para el resultado de la historia y también para conocer sobre el negocio de la agroindustria:

  1. Un previo: los productos son ecológicos. Ellos han comido -creo recordar que eran vegetarianos- en un restaurante vegetariano y de ahí llegan al productor que lejos deser un pequeño huerto es una gran empresa. Moraleja: ser vegetariano te puede matar y además -en este caso- formas igualmente parte del sistema.

  2. Los problemas de los pequeños agricultores: explotaciones que sufren el envite de la agroindustria en cuanto a precio; que sufren de las grandes porque normalmente utilizan semillas transgénicas que contaminan sus cosechas; que sufren a los distribuidores -intermediarios- porque ponen precio (baste recordar el reportaje “Lo que vale un pimiento” emitido un mes después en La2 aunque ya no se puede ver) fechas de recogida etc.

2.Los problemas que salen poco no se ven interesantes o no salen: la explotación laboral de los trabajadores de estas explotaciones agrariaslas duras condiciones bajo los invernaderos con altas temperaturas; insecticidas a granel; habitáculos en el mejor de los casos ofrecidos como viviendas a jornaleros migrantes en condiciones de irregularidad… Recordemos los acontecimientos que por estos lares vivimos en El Ejido y que señalaron condiciones de explotación que probablemente sean la punta del iceberg de una situación generalizada.

3.El foco del problema: una reguera que viene contaminada de una explotación ganadera que pertenece a la misma empresa que la gran agroindustria de donde viene la producción contaminada por la bacteria E-Coli. El aprovechamiento del agua los recursos hídricos las condiciones de salubridad de las explotaciones ganaderas y/o la granja-factoría…

¿Conclusión? regaron con aguas fecales esta singular agro-maquila -al contrario que el cuidado que tienen lxs pequeñxs agricultorxs- y una cepa mortal de la bacteria E-Coli se ha producido enese escenario quizás por el componente novedoso de utilizar semillas transgénicas quizás por las condiciones de salubridad de la explotaciónganadera por todo… el gerente de la empresa valoraba así la cuestión: “¿pueden un par de muertes poner en cuestión nuestro modelo productivo?” Horatio como siempre no entró al trapo le acusó de lo que fuera y punto.

En esta “#crisisdelpepino” que ha desplazado de los mass mierda a la #spanishrevolution el sector -de la ¿agroindustria? de los ¿pequeñas explotaciones?- sugiere que la cepa viene del mercado -imagino un centro de distribución- a donde llegaron los pepinos en Alemania a Hamburgo.

Esa hipótesis parece explicar casos como losde la corredora vallisoletana que quedó cuarta en el maratón de Hamburgo y que no había comido ni aquí ni allí pepino. En la noticia de la SER apuntan al abono empleado en las explotaciones de Hamburgo. También explicaría el caso del jubilado español que viajó recientemente a Alemania y se encuentra hospitalizado de gravedad en Donostia.

En cualquier caso sería bueno que la #spanishrevolution la #eurorevolution o la #worldrevolution incorpore -sí este proceso de toma de conciencia es tan lento que a veces a uno le gustaría tomar la pastilla roja y ver con claridad lo que nos rodea y que otrxs pudieran hacerlo- el debate sobre la soberanía alimentaria es clave.

Por cierto no he podido evitar recordar la canción “El festín” de N-KO: dioxina toxina…

(Pertenece al LP “Bboy coleando” disponible para su escucha y descarga en Jamendo con licencia Copyleft)

Actualización

El comentario de Johny apunta a un artículo de kaosenlared que enlaza un reportaje de investigación del diario británico The Guardian que denuncia la “explotación de cientos de miles de inmigrantes” en los invernaderos almerienses para “poner verduras en la cesta de la compra de los británicos”.

Según informa la cabecera a través de un artículo titulado Spain’s salad growers are modern-day slaves say charities las condiciones de los trabajadores sin papeles en el sur de España se corresponde con las de “la esclavitud moderna”. Y para apoyar esta tesis se sirve de cuatro puntos:

  • Los trabajadores migratorios procedentes de África que viven en chozas hechas de cajas viejas y láminas de plástico sin servicios sanitarios o el acceso al agua potable.
  • Los salarios que son habitualmente menos de la mitad del salario mínimo legal.
  • Los trabajadores sin papeles se les dice que serán reportados a la policía si se quejan.
  • Las denuncias de la segregación impuesta por el acoso policial cuando los trabajadores africanos perdidos fuera de las zonas de invernadero en las zonas turísticas

“La Costa del Sol es famosa por sus turistas y playas pero justo detrás de ellos hay un mundo oculto de de invernaderos industriales donde inmigrantes africanos viven en condiciones extremas” explica The Guardian en un artículo firmado por Felicity Lawrence que ha investigado esta industria del sur de España que facturan 2 mil millones de euros al año.

Enlazo desde aquí el vídeo del reportaje (en inglés con algunos subtítulos en inglés):

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