robot, imagen de http://www.flickr.com/photos/thiagomelo/3011849924/sizes/o/in/photostream/(Resumen de la ponencia presentada por María Rubio Méndez en el VII Seminario Internacional Ciencia Tecnología y Género: Cartografías de la Ciencia y la Tecnología: Etnografías, Imágenes y Epistemologías.)

Las relaciones entre el feminismo y la tecnología se vieron alteradas tras la aparición de la obra de Donna Haraway Ciencia, cyborgs y mujeres[1]. En este momento se produjo un giro en el modo en que el feminismo entendía la tecnología al que Beatriz Preciado[2] denomina «giro postfeminista»: hasta entonces, el feminismo había rechazado el uso o determinado uso de las tecnologías haciendo gala de un esencialismo muchas veces encubierto, sin embargo, en la obra de Haraway se defenderá la idea de que una reapropiación feminista de la tecnología podría posibilitar la ruptura final con el esencialismo y las categorías tradicionales que han estructurado nuestra cultura y nuestra sociedad jerárquicamente, permitiendo y fundamentando el dominio de unos grupos sobre otros. Como señala B. Preciado «Las bio y ciber-tecnologías contemporáneas son al mismo tiempo el resultado de estructuras de poder y enclaves posibles de resistencia a ese mismo poder, en cualquier caso, un espacio de reinvención de la naturaleza.»[3] En el presente trabajo, nos haremos cargo de esta concepción de la tecnología, considerando su reapropiación desde el feminismo se nos presenta potencialmente liberadora. La tecnología ha puesto en marcha un mecanismo de creación continua de espacios, cuerpos y relaciones sociales cambiantes, físicas, virtuales o simuladas, donde el sujeto participa a la vez como actor, espectador y escenario. Las posibilidades que se nos presentan parecen ilimitadas, y las antiguas categorías utilizadas para definir al sujeto o asignarse una identidad han devenido obsoletas y necesitan ser repensadas. En la sociedad tecnológica lo natural y lo artificial se confunden y su distinción ha devenido problemática, los roles sociales se multiplican, el sexo puede no tener un soporte corporal y el género puede terminar convirtiéndose en una «performance» que va mucho más allá de lo que Joan Rivière [4] pudo siquiera imaginar.

El alcance de las posibilidades políticas de esta sociedad tecnológica está todavía por determinar, por lo que desde el feminismo se nos plantea como una tarea urgente la reflexión en torno a los valores subyacentes a esta cultura (tecnocultura o cibercultura), las oportunidades que nos ofrece para la construcción de la identidad, así como su potencial liberador.

En el presente trabajo abordaremos el análisis del funcionamiento actual algunas tecnologías (reproductivas, estéticas y videojuegos) en lo que a la construcción de la identidad se refiere, haciendo especial hincapié en la construcción de la identidad de género[5]. Llevaremos a cabo nuestro análisis tomando el sustrato de la obra de Donna Haraway, sus presupuestos y sus claves interpretativas, como punto de referencia sobre el que elaborar nuestra crítica.

En primer lugar, nos haremos cargo de las tecnologías reproductivas y estéticas, tratando de desvelar cómo detrás de la apariencia de cuidado y preocupación por la mujer y su cuerpo se encuentra una lógica androcéntrica de reproducción y perpetuación de estereotipos sexistas. A continuación, centraremos nuestro análisis en los videojuegos con el fin de poner de manifiesto las posibilidades que nos ofrece este medio para la experimentación y la construcción de la identidad.

  • [1] Haraway, D., *Ciencia, cyborgs y mujeres, *Madrid: Cátedra, 1995.
  • [2] *Crf. *Preciado, B., *Manifiesto contra-sexual, *Madrid: Opera Prima, 2002, p. 134.
  • [3] Ibid. p. 135.
  • [4] Rivière, J., “Womanliness as a mascarade”. International Journal of Psycho-Analysis, X, 1929. pp. 303-313.  Joan Riviére utiliza el término “mascarade” o mascarada para referirse a la feminidad. Podemos encontrar en esta terminología el germen de lo que luego comenzaría a denominarse la performatividad de género en Judith Butler.
  • [5] Se abordará la cuestión de la identidad de género concretamente referida a la identidad de las mujeres. No es nuestra intención excluir la construcción de la identidad de género referida a los varones, de tal modo que se les presuponga una identidad pura. Sin embargo, por cuestiones de profundidad de análisis y extensión, hemos optado por centrar nuestro trabajo en la identidad de las mujeres.